Dicen que si no tienes hortensias en casa no tienes casa asturiana, aunque también dicen que una casa con hortensias no quiere casar, es decir, que si hay hortensias no hay boda. Yo prefiero quedarme con el primer dicho porque no conozco nada tan bonito como las bolas de hortensias a la puerta de una casa.
Llegamos, se bajan a abrir el portón, el coche empieza a enfilar y a su izquierda se ven los grandes grupos de hortensias, azules y rosas, siempre mezclando ambos colores siempre enormes y hermosas, menos en invierno, cuando están en sus esplendor sabes que ha llegado el verano, huele a mar, a crema para el sol, a vacaciones y la casa de la abuela se abre ante mi con sus hortensias de 2 metros para darle la bienvenida a las fiestas.
¿Qué hay más bonito que un pájaro y una flor? Únelos ambos y dale la imaginación de un niño para volar, y ahí es donde tenemos esta colección, para que la paredes de los más pequeños luzcan sueños, sin tener que ir lejos a buscarlos.