Una suave brisa acaricia el prado asturiano esta mañana, la hierba alta, los dientes de león y las margaritas se alzan, en la distancia se aprecia el corte con el acantilado y el mar, tumbada en la hierba, mirando al cielo, las margaritas por encima de la cabeza se mecen con el viento.
En casa de mi abuela había una habitación empapelada. En ella, el papel era amarillento, con flores, imagino que los años lo hicieron así, al mirar por la ventana veías las grandes hortensias que recubrían los muros del fondo de la finca. Esas dos imágenes son las que ahora veis convertidas en papel, la naturaleza y la nostalgia, juntas.